domingo, 28 de febrero de 2010

QUISE ACARICIAR

Quise acariciar la noche
cuando la noche era el silencio
quebrado de mis manos naciendo.

No supe de ti hasta escribir tu nombre
No pude imaginarte
hasta que construí tu cuerpo sobre la arena.

Eres aquel hombre que me encontró en la carretera
y quiso dibujarme;
aquél que dio vida a un hogar inventado
en mitad de Madrid;
el que escribe el miedo con sangre, arterias, huesos.

Me dejo acariciar por tu voz y el mundo cambia de color.
Tu rostro de aristas es una piel ardiente de besos;
la sequedad de tu boca,
fuente donde beben las alondras.

Poeta de ágiles manos
galopando
esa mujer
inaccesible y bella,
la poesía.

Cruz González Cardeñosa
De "Cortina de humo", 2003

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