Árbol diuturno, coterráneo mío, de las mismas substancias mías hecho. Nervadura en los brazos y en el pecho, taller de humanidad, alto albedrío.
En tu concavidad izquierda fío, lo mismo que en tu fiel flanco derecho, pues cabe en tu interior diámetro estrecho una amistad más grande que el estío.
Dije amistad, y es cierto. Eres el rostro más amigo que he hallado. Y si me postro al pie de tu dintel bajo la sierra,
es por eso, porque eres un amigo; un aliado homogéneo y un testigo de lo que es amistad sobre la tierra.
GERMÁN PARDO GARCÍA Colombia-1902 De "Hay piedras como lágrimas”