Lo quiero con la sangre, con el hueso,
Con el ojo que mira y el aliento,
Con la frente que inclina el pensamiento,
Con este corazón caliente y preso.
Y con el sueño fatalmente obseso
De este amor que me copa el sentimiento,
Desde la breve risa hasta el lamento,
Desde la herida bruja hasta su beso.
Mi vida es de su vida tributaria,
Ya parezca tumulto, o solitaria,
Como una sola flor desesperada.
Depende de él como del leño duro
La orquídea, o cual la hiedra sobre el muro,
Que sólo en él respira levantada.
JUANA DE IBARBOUROU
Uruguay-1895
De “Oro y tormenta”
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