Crucé alguna distancia
cumplí algún quehacer
pero me pregunto
¿cuál es la cifra de mi ser?
Compañeros y amigos
tendré que mantener
para cuando la noche
y para las mañanas también.
Los hijos ya crecidos
no me hacen depender
más si no me gano la vida
jamás llegaré a mujer.
Cincuenta y un años
no son dieciséis.
Me quito vestiduras
que me dieron otrora
destino de mujer,
mas si la muerte no llega
habré de encontrar
nuevos seres de mi ser mujer.
Antes de los cien años
me toca renacer,
inventar alguna historia
para llegar a los cien.
Es una mano libre
la que ha de nacer,
libre de padre y madre,
de las violencias del ser.
Cruz González Cardeñosa
20 de marzo de 2010
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