martes, 31 de marzo de 2009

POESÍA MÁS POESÍA -7-

EL POEMA

Y ahora, aquí está frente a mí.
Tantas luchas que ha costado,
tantos afanes en vela,
tantos bordes de fracaso
junto a este esplendor sereno
ya no son nada, se olvidaron.
Él queda, y en él, el mundo,
la rosa, la piedra, el pájaro,
aquéllos, los que al principio,
de este final asombrados.
¡Tan claros que se veían,
y aún se podía aclararlos!
Están mejor; una luz
que el sol no sabe, unos rayos
los iluminan, sin noche,
para siempre revelados.
Las claridades de ahora
lucen más que las de mayo.
Si allí estaban, ahora aquí;
a más transparencia alzados.
¡Qué naturales parecen,
qué sencillo el gran milagro!
En esta luz del poema,
todo,
desde el más nocturno beso
al cenital esplendor,
todo está mucho más claro.


PEDRO SALINAS
(España-1891)
De "Todo más claro y otros poemas"

domingo, 29 de marzo de 2009

POESÍA JOVEN

LA CABELLERA DEL TIEMPO

Ardiente cabellera,
piel trabajada por el tiempo.

Coronada de triunfos,
de dulzura,
de hondas pasiones,

movimiento
calma
luz reflejada en la mirada,

la cabellera cae
mecida por el viento.

Cruz González Cardeñosa

miércoles, 25 de marzo de 2009

POESÍA MÁS POESÍA -6-

QUIERO SABER

Dime pronto el secreto de tu existencia;
quiero saber por qué la piedra no es pluma,
ni el corazón un árbol delicado,
ni por qué esa niña que muere entre dos venas ríos
no se va hacia la mar como todos los buques.

Quiero saber si el corazón es una lluvia o margen,
lo que se queda a un lado cuando dos se sonríen,
o es sólo la frontera entre dos manos nuevas
que estrechan una piel caliente que no separa.

Flor, risco o duda, o sed o sol o látigo
el mundo todo es uno, la ribera y el párpado,
ese amarillo pájaro que duerme entre dos labios
cuando el alba penetra con esfuerzo en el día.

Quiero saber si un puente es hierro o es anhelo,
esa dificultad de unir dos carnes íntimas,
esa separación de los pechos tocados
por una flecha nueva surtida entre lo verde.

Musgo o luna es lo mismo, lo que a nadie sorprende,
esa caricia lenta que de noche a los cuerpos
recorre como pluma o labios que ahora llueven.
Quiero saber si el río se aleja de sí mismo
estrechando unas formas en silencio,
catarata de cuerpos que se aman como espuma,
hasta dar en la mar como el placer cedido.

Los gritos son estacas de silbo, son lo hincado,
desesperación viva de ver los brazos cortos
alzados hacia el cielo en súplicas de lunas,
cabezas doloridas que arriba duermen, bogan,
sin respirar aún como láminas turbias.

Quiero saber si la noche ve abajo
cuerpos blancos de tela echados sobre tierra,
rocas falsas, cartones, hilos, piel, agua quieta,
pájaros como láminas aplicadas al suelo,
o rumores de hierro, bosque virgen al hombre.

Quiero saber altura, mar vago o infinito;
si el mar es esa oculta duda que me embriaga
cuando el viento traspone crepones transparentes,
sombra, pesos, marfiles, tormentas alargadas,
lo morado cautivo que más allá invisible
se debate, o jauría de dulces asechanzas.


VICENTE ALEIXANDRE
España-1898
De "La destrucción o el amor"

lunes, 23 de marzo de 2009

POESÍA MÁS POESÍA -5-

DESPUÉS DE LOS CINCUENTA

Después de los cincuenta espero dedicarme a vivir.
Y aunque la mano venga que nadie sabe de eso,
igual lo intentaré, pensando que versos he podido,
y el poema deja el camino libre para la vida.

Y cuando los grandes candidatos de las artes y las letras
y cuando los políticos del alma se bajen los pantalones,
por un instante de vida vivida, de poesía inmortal.
Contestaré y no contestaré, tranquila, apasionadamente.

De atreverme a vivir después de los cincuenta años,
y de la herida por la cual sangra todo lenguaje
me siento estrictamente responsable, me duele a mí.
Y si vivo y si quiero vivir como una alondra en libertad
quiero decir, quiero abrir una puerta a los misterios:

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De "La patria del poeta"

viernes, 20 de marzo de 2009

POESÍA MÁS POESÍA -4-

NOCHE DEL RIN

Mi copa está llena de un vino tembloroso como una llama
Escuchad la lenta canción de un barquero
Que cuenta haber visto a siete mujeres bajo la luna
Retorcer sus cabellos verdes y largos hasta los pies

En pie cantad más alto y bailad una ronda
Para que deje de escuchar ya la canción del barquero
Y traed cerca de mí a todas las muchachas rubias
De mirada inmóvil y trenzas recogidas

El Rin, el Rin está ebrio ahí donde las viñas se miran en el agua
Todo el oro de las noches cae estremecido para reflejarse ahí
La voz canta siempre hasta casi en estertor morir
A esas hadas de pelo verde que hechizan el verano

Mi copa se quebró como una carcajada.

GUILLAUME APOLLINAIRE
(Italia-1880)
Traducción: Claire Deloupy

miércoles, 18 de marzo de 2009

POESÍA JOVEN

PALABRAS

Palabras
para este rincón de la vida
ni manos, ni carne, ni besos encontrados.

Vacías palabras sin núcleo ni sentido,
extensas palabras donde habitar
sin nombre ni memoria, sin patria,
en el límite último de mi ser
humano.

CARMEN SALAMANCA GALLEGO
De "Entre palabras"

martes, 17 de marzo de 2009

POESÍA MÁS POESÍA -3-

LA PRIMERA INQUIETUD

En las mañanas de febrero
mes de las uvas casi todos los años
mes de las lluvias en algunos años como éste.
Cansados, percudidos por este calor insoportable
que no aguanto más querida mía.
Alegre o desconsolado sólo en la ciudad miserable y querida
esperando la muchacha prohibida para el juego que haremos.
Sorprendidos
enteramente sorprendidos de nuestra indolencia
de nuestra falta de crueldad para el amor
para la firme juventud de ahora.

Febrero llueve la ciudad
maldita enamorada
dulce ciudad de Buenos Aires
donde en las mañanas uno puede
hacerse a la tarea de los nombres definitivamente aprendidos
a la tarea, de no te vayas querida
ven, juguemos juntos a la mujer y al hombre.
Desesperados. Atormentados. Enamorados. Libres.
En esta tierra ahora,
donde la lluvia hace verdes tus olores, el corazón
el exacto momento de las maravillosas palabras.

Comenzar
Arreglar los miedos a la medida del amor
Las lluvias a la medida del amor.


MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De "22 poemas y la máquina electrónica o
Cómo desesperar a los ejecutivos"

domingo, 15 de marzo de 2009

PINTURA



Amadeo Modigliani



POESÍA MÁS POESÍA -2-

ORILLAS DEL SAR

56 (I)

En los ecos del órgano o en el rumor del viento,
en el fulgor de un astro o en la gota de lluvia,
te adivinaba en todo y en todo de buscaba
sin encontrarte nunca.

Quizás después te ha hallado, te ha hallado y te ha perdido
otra vez, de la vida en la batalla ruda,
ya que sigue buscándote y te adivina en todo,
sin encontrarte nunca.

Pero sabe que existes y no eres vano sueño,
hermosura sin nombre, pero perfecta y única;
por eso vive triste, porque te busca siempre
sin encontrarte nunca.

ROSALÍA DE CASTRO
(España-1837)
De "En las orillas del Sar"

viernes, 13 de marzo de 2009

POESÍA MÁS POESÍA

PLAZA BLANCA

esta mañana coloca en mi camino
sólo los bibelots de la muerte
las campanas tocan años en cada minuto
pasan años que tienen abanicos de hormigas en las cabezas
pasan años que tienen hocicos vegetales
y aletas de genio
pasan años que ahuyentan a pequeños años

la luz del arte habla del suicidio delicioso
cierro los ojos y me encuentro en la plaza blanca
el agua de la plaza está agitada
olas enormes se precipitan sobre las casas
y arrancan los labios
que los pájaros han colocado en las ventanas
abro los ojos
las blancas crines echan a volar
soñadores tomados de la mano como los ciegos
atraviesan la plaza
el viento acaricia las plantas domesticadas
cierro los ojos
es de noche
de pronto me despierto en la noche
los pájaros cantan
es de día
montañas líquidas flotan en el aire
abro los ojos y me duermo de pie en medio de la plaza blanca
la sombrilla de las estrellas se cubre de labios

JEAN ARP
Francia-1887
De "Le siège de l’air"

jueves, 12 de marzo de 2009

Poesía. "La soledad" de Rafael Alberti

LA SOLEDAD

Escena I

Vendrá.
Vendrá.
Lo ha escrito.
La semana que viene.
Mientras, blanqueo la casa,
arreglo la cocina,
termino de pintar el techo de la alcoba.
Ahora
tengo una nueva cama,
dos sillas de nogal,
una cómoda, un buen palanganero,
una mesa que no se tambalea…
somos dos solamente… ¿Qué más puedo querer?
Afuera,
en mitad del jardín,
engordan los tomates…
Hay acelgas, lechugas,
rábanos, zanahorias…
Las patatas,
reventando en la tierra,
sólo están esperando su llegada.
Las ramas del durazno se doblan… El ciruelo
no puede aguantar más… Cuando los miro,
parece que me dicen: “No nos toques. Ya viene.”
Tengo un gallo cantor
y hasta siete gallinas ponedoras…
Todo está preparado.
Vendrá. Pienso que el martes…
si no, a lo más tardar,
la mañana del miércoles…
o quizás en la noche… Sí, mejor… ¡En la noche!

Escena II
Vendrá.
Vendrá.
Lo ha escrito.
Ya pasó una semana.
Viene desde muy lejos…
De allá del norte… En tren…
Casi dos mil kilómetros…
Muy lejos… Malos trenes…
Y el calor… Y el polvo
que entra por todas partes…
La casa está ya lista: una paloma blanca
de cal pura… Lucientes,
más brillantes que el oro,
la sartén, el perol, la cacerola… Y luego,
la cama grande, grande… cubierta de una colcha
de colores, con pájaros…
Pero muchos kilómetros sin nadie… Eso me han
dicho…
Y el calor… Y el polvo…
Tendrá sed… Aquí, el agua
no falta casi nunca… Va a gustarle esto mucho…
Poco trabajo para ella… Yo
lo haré todo. Soy fuerte todavía…
¿Ella? Bueno. Veremos.
Es mi mujer… no quiero que se canse.
“Trae aquí esos tomates... Mira, aquéllos de allá,
tan colorados…” Nunca los ha visto.
Dirá que no… “¿Lechugas como éstas,
tan blancas? ¿Y los rábanos? ¡tampoco!
Vamos, mujer… Te esperan las gallinas…
¿Qué más quieres? El postre
ahí lo tienes colgado del ciruelo.
Extiende el delantal y sacude una rama…”
ya es muy tarde. Le tomo la cintura…
Se sonríe… ¡Qué hermosa!
Apagamos la luz…
Así. ¡Cuántos kilómetros!
Hoy es miércoles ya… Vendrá esta noche.

Escena III
¿Vendrá?
Puede que venga.
Lo dice en esta carta que aquí llevo.
Se está yendo el verano… Y llueve. Las patatas…
¡cuántas ya se han podrido!
Los tomates se hincharon de tal modo
que rodaron por tierra, derramándose.
La fruta se acabó. Nunca los pájaros
comieron más duraznos y ciruelas.
Las acelgas… ¡Qué viejas y amarillas
están ya! ¡Qué buen tonto
sería si plantara de nuevo más lechugas!
Las gallinas cloquean por los muertos sembrados.
La lluvia ha enverdecido el banco de la casa.
La cocina está negra de hollín… Miro las sillas…
Una está sin usar… la otra ya tiene
partido un palo… El suelo
cruje sucio de tierra.
En un rincón, la escoba se aburre. Hace ya un mes
que no lavo las sábanas… Tan sólo,
enganchada de un clavo del muro de la alcoba,
sigue la nueva colcha de los pájaros.
Llega el otoño ya.
Mi mujer no ha venido. Yo no la conocía…
No la conocí nunca.
Era joven. Lo sé.
Unos veintidós años…
Aquí tengo su carta…
Yo he cumplido sesenta…
El polvo… El calor… Tal vez tantos kilómetros…
¡Vaya usted a saber!


RAFAEL ALBERTI
España-1902
De “Poemas escénicos”

miércoles, 11 de marzo de 2009

Poesía joven. "Palabras" de Alejandra Menassa de Lucia

PALABRAS

Palabras me decían,
y esperaban la dicha.

Y nací a las palabras como nacen
los pájaros de entre los edificios.

Palabras me llevaron de la mano
hasta las ciencias
que luchan por la vida.

Palabras me empujaron,
y quise que mi sueño
no se agotara nunca.

Y mientras escribía
la voz del poeta me gritaba palabras,
palabras al oído apenas pronunciadas.

Palabras en la boca,
palabras en las manos.
Palabras que acarician,
palabras grana y oro.

Mi llanto puesto en letras,
el hambre puesto en letras,
el goce puesto en letras.
Palabras que se contonean
intentando seducirme.

Mi vida son palabras,
al oído del viento.

¿Cómo fue que caíste?
Fue el deseo que me llevó
rondando por sus desfiladeros,
y aterricé en tu boca,
sonrisa desmedida.

¿Fuiste mía?

Fui casi tuya.
Tuya es la imagen más bella
que de mí guardas.

Tuyo el aroma de mi cuerpo
que recuerdas.

Tuyo el sonido de mi voz
que aún resuena como un poema.

Se me olvidó la mueca
que era mi sonrisa.

Me buscaba sin encontrarme
en el espejo.

Todas las cosas,
todas, se habían disfrazado
con colores distintos,
y cualquier combinación era posible.

O quizá eran mis ojos, que ya nunca,
nunca serán los mismos
que antes de que irrumpieras
sin permiso en mi vida.

ALEJANDRA MENASSA DE LUCIA
De "Al oído del viento"

lunes, 9 de marzo de 2009

Poesía. "El viejo amigo" de Yevgueni Yevtushenko

EL VIEJO AMIGO

Sueño con un viejo amigo
que ahora es mi adversario,
pero lo veo como antes
como mi amigo.
Ya no está junto a mí,
pero en mí vive.
Mi mente gira
en torno de los sueños.
Sueño con mi viejo amigo
su grito confesional junto al muro
en una escalera tan alta
que hasta el diablo podría romperse allí una pierna.
Y su odio,
no hacia mí, sino hacia aquellos
que nos odiaban y que, por suerte,
nos seguirán odiando.
Sueño con mi viejo amigo
como con un primer amor perdido sin remedio.
Jugamos temerariamente,
jugamos en la batalla.
Y ahora somos enemigos,
nosotros que éramos como hermanos.
Sueño con mi viejo amigo
como aquellos soldados
que perdieron la guerra
sueñan con el ondear de las banderas.
No somos el uno sin el otro
y si somos enemigos,
se trata de otra época.
Sueño con mi viejo amigo,
un tonto como yo.
No importa dilucidar
quién tiene la razón.
¿Para qué un nuevo amigo?
Preferible es un viejo enemigo.
Un enemigo puede ser nuevo.
pero el único amigo es el viejo amigo.

YEVGUENI YEVTUSHENKO
(Siberia-1933)
De "¡La mitad no quiero de nada!"

miércoles, 4 de marzo de 2009

Poesía. "Donde habite el olvido" de Luis Cernuda

DONDE HABITE EL OLVIDO

Donde habite el olvido,
en los vastos jardines sin aurora;
donde yo sólo sea
memoria de una piedra sepultada entre ortigas
sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi cuerpo deje
al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
no esconda como acero
en mi pecho su ala,
sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allá donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
sometiendo a otra vida su vida,
sin más horizontes que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
disuelto en niebla, ausencia,
ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
donde habite el olvido.

LUIS CERNUDA
(España-1902)